top of page

Gabriela Viridiana es una artista latinoamericana y ecofeminista. El territorio que habita es la semilla de su obra. Construyó una casa poco común, un nido con paredes que respiran y con techos tejidos, donde la vida interior nace de la conversación con la montaña que la contiene. En su obra busca acercarse a la tierra desde la escucha, no desde la imposición, pues la naturaleza ha sido explotada por el patriarcado como un capital que abastece de manera inagotable al hombre inconsciente. Al construirla se abrió una conversación, un tejido, que aún continúa entre la montaña, la casa y ella. Para llegar a un territorio hay que escuchar el instinto animal, por eso se acercó a los pájaros para así comprender cómo construir un nido. Desde ahí busca ser una mujer pájara que teje su casa y la ofrenda a la tierra. Para conmemorar los mensajes vitales que recibe de las pájaras y de las lobas teje palabras: “La casa se estrechó contra mí como una loba y por un momento sentí que era mi madre”.

 

Viridiana busca llevar la casa a otros lugares y así abrir preguntas sobre cómo se ha habitado el mundo y cúal es la manera de hacerlo desde el cuidado y con consciencia. Las casas tejidas de Gabriela son abrazos de oveja que nos recuerdan que para anidar hay que acurrucarse cómo lo hicimos alguna vez en el útero, nuestra primera casa, pero esta vez en la tierra que también es un vientre femenino sagrado donde estamos protegidas y llamadas a proteger. La montaña, la casa y el útero son abuelas, son madres y son hijas. 

 

Gestar y habitar la casa abrió los caminos que en este momento de su trabajo quiere profundizar: conversar con la montaña y con la tierra que habita, honrar la montaña como casa y como cuerpo. Tejer la montaña en la que habita le permite estar dentro de ella y cargar su piel. Tejerla es velar por su memoria para que permanezca imborrable. Adentrarse en la montaña y encontrarse con la Madre es reconocerla. Son seres que cohabitan. En su obra dos montañas distantes en un mismo territorio se abrazan, rozan sus pieles y sus cicatrices. Gabriela explora la materialidad que la tierra atesora para darle voz a la Gran Casa. La artista camina montañas y con los colores que ellas le brindan tintura las lanas que narran sus mensajes y urde los ladrillos de bahareque que cuentan sobre el encuentro de su cuerpo con la montaña. 

 

Sus medios principales son el tejido, las fibras intervenidas, teñidas naturalmente y los distintos estados de la tierra, desde cruda hasta cocida. Para Gabriela tejer es un acto político y de resistencia en donde entiende el tiempo en una dimensión distinta que puntada a puntada trae inmensidad. Tejer le trae transparencia. Tejer es un rito al ahora.  Al tejer se crea un vacío que será llenado por un cuerpo. Tejer también es una manera no destructiva de habitar su cuerpo, la casa, la montaña, la tierra. El tejido es su forma de pensar, de hablar con la tierra quien le susurra la siguiente puntada. La tierra, como el tejido, respira y siempre estará viva.

bottom of page